En Libra aparece un “otro”. En Libra somos vos y yo, como pares. Es una energía que nos habla de paridad, de equilibrio entre dos opuestos.
La espada de la Justicia nos habla del predominio de la mente: vos estas allá y yo acá, no nos mezclamos. Después de todo, en el aire las cosas no se mezclan.
En la Templanza vemos un ángel mezclando dos copas: una dorada “lo Yang” y una plateada “lo Ying”. Pero lo que surge de eso no es ni Yang ni Ying sino otra cosa diferente. La Templanza es Sagitario, es la síntesis de opuestos.
Me gusta mucho la versión del Tarot Mítico de Liz Greene porque aparece un Arco iris: éste es la síntesis de la lluvia y de la luz del Sol. No es ni lluvia, ni luz, es Arco iris.
Si bien en la Templanza figura mucha agua, al remitir a Sagitario nos habla de fuego, pero es un fuego trasmutador.
En la Justicia somos VOS y YO como paridad pero en la Templanza somos NOSOTROS, que es algo distinto que las dos individualidades conjuntas. La Templanza es alquimia trasmutadora. Por eso la frase de Jung: «El encuentro de dos personas es como el contacto de dos sustancias químicas: si hay alguna reacción, ambas se transforman.»
Pero para que aparezca el NOSOTROS, una parte del YO y del VOS tiene que morir: después de todo la carta previa a la Templanza es La muerte (Escorpio). Pero cuántas veces el YO lucha por sobrevivir y el Nosotros no llega a manifestarse.
El encuentro con un otro siempre va a proponer una muerte de una parte del YO, que no significa ponerme segunda y priorizar al de enfrente, no implica olvidarme de mí. Es un reformular “quien yo creía que era”.
Y eso, nunca es solo, siempre es con otros. Siempre descubrimos quiénes somos realmente en vínculo con los demás. El otro me posibilita ver que soy mucho más de lo que creía que era. El vínculo me permite crecer.